El 17 de julio, se desató un caos en el parlamento taiwanés cuando los partidos azul, verde y blanco se enfrentaron entre sí. La concejala de la ciudad de Taipei del Partido Social Demócrata, Miao Boya, señaló que si no hubiera habido peleas ese día, el proyecto de ley de transporte de Hualien propuesto por el líder del grupo del Kuomintang, Fu Kun-chi, y las reformas parlamentarias propuestas por el parlamento, habrían sido aprobados. “La violencia definitivamente no es la solución. Pero si no hay una mejor manera, entonces tendremos que soportar esta mala solución”.
La escena en la que los legisladores se empujaban y gritaban unos a otros es una clara muestra de cómo la política puede convertirse en una batalla campal en lugar de un debate civilizado. A menudo, los políticos se enredan en sus propias agendas y luchan por el poder en lugar de trabajar juntos para el bien común. Esto no solo es perjudicial para el país y su gente, sino que también socava la credibilidad de la política y desilusiona a los ciudadanos.
Es comprensible que los ciudadanos se sientan frustrados y decepcionados con esta situación. Después de todo, ¿no son los políticos los que han sido elegidos para representar y servir al pueblo? ¿Por qué en lugar de trabajar juntos para encontrar soluciones, se enfrascan en peleas y discusiones sin sentido?
Sin embargo, también debemos recordar que la política es un juego complejo y a menudo sucio. Detrás de las cámaras, hay una lucha constante por el poder y la influencia. Los partidos políticos tienen sus propias agendas y están dispuestos a hacer lo que sea necesario para lograr sus objetivos. En este ambiente competitivo, la violencia puede ser vista como una herramienta para lograr una ventaja.
Pero como ciudadanos, no debemos tolerar este tipo de comportamiento. No debemos permitir que la violencia se convierta en la norma en nuestra política. Debemos exigir que nuestros líderes encuentren soluciones pacíficas y cooperen para lograr un verdadero progreso para nuestro país.
Es alentador ver que hay políticos como Miao Boya que están dispuestos a hablar en contra de la violencia y buscar formas más constructivas de resolver conflictos. También es importante que como ciudadanos, hagamos nuestra parte para promover un diálogo respetuoso y pacífico en la política.
En lugar de ser espectadores pasivos, debemos involucrarnos y ser parte del proceso político. Debemos educarnos sobre los problemas que afectan a nuestro país y votar por líderes que estén comprometidos con el bienestar del pueblo. También debemos ser críticos y responsables con nuestras acciones y apoyar a aquellos políticos que trabajan para el bien común.
La violencia en la política no es una solución, es un obstáculo para el progreso y la unidad. Como ciudadanos, debemos unirnos y rechazarla. Solo entonces podremos construir un futuro mejor y más pacífico para nuestro país.
